La
Historia de la Imagen de Jesús de Medinaceli, precursora de esta devoción, y
que actualmente se venera en su Basílica de Madrid va íntimamente ligada a los
vaivenes de la historia de España.
España
durante la primera mitad del siglo XVII era …:
En
el año 1645, durante el reinado de Carlos II, Fray Francisco Guerra -Obispo de
Cádiz- nombraba a los padres Capuchinos, capellanes de MEHDIA ó MAMORA
(Marruecos).
La
ciudad de Mehedía / Mehdía o San Miguel de Ultramar -nombre por el era conocida
entre los españoles- era una ciudad amurallada edificada en lo alto de una
colina y próxima a un extenso bosque (Mámora significa bosque), de ahí que aún
hoy en día reciba ambos nombres, MEHDIA ó MAMORA.
Situada
en las costas del Atlántico, a 115
Km de Larache y a 25 de Salé. Era una plaza fuerte
española conquistada a los moros, -en el reino de Fez- (MARRUECOS), en tiempos
del rey Felipe III (año 1614) con el fin de frenar la audacia de los piratas
turcos mahometanos.
El
17 de septiembre de 1645 llegaron los padres capuchinos, a dicha plaza fuerte,
pero aún no se encontraba allí la imagen de Ntro. P. Jesús Nazareno ya que el
día 13 de dicho mes había tenido lugar la explosión de unos barriles de pólvora
ocasionando la voladura de la Iglesia, dada su proximidad. Con lo que se
perdieron todos los enseres y ornamentos sagrados así como la mayoría de las
imágenes existentes, a excepción de una de Ntra. Sra. del Rosario.
Tras
dicha desgracia los padres Capuchino o “Papaces” (nombre con el que eran
conocidos por los moros), fueron solicitando de otros conventos Andaluces
-hermanos- sobre todo de los de Sevilla, Cádiz y Granada, ornamentos, imágenes,
cuadros, enseres para el culto, etc., probablemente en uno de estos envíos
llegó la imagen de Ntro. P. Jesús Nazareno, a Mámora, posiblemente del convento
de Sevilla.
Dicha
imagen, a decir de D. José Hernández Díaz, “es una obra que podría datarse en el
segundo o tercer decenio del s. XVII y realizada en un taller Sevillano, muy
probablemente de ¿Luis de la Peña? ó de ¿Francisco de Ocampo?”, atribuyéndose
a dichos artistas su autoría por algunos de los rasgos expresivos empleados en
su talla, que pueden ser contrastados en otras de sus obras.
Ya
a finales del s. XVII, que viene marcado por el debilitamiento del poder de
España así como el escaso número de combatientes de defendían la fortaleza, el
día 30 de abril de 1681, el rey de Fez -Muley Ismael- mandó cercar e invadir a
Mámora con un ejército de 80.000 soldados frente a los escasos 150 o 276
soldados españoles, según las fuentes, que la defendían, mal armados y peor
alimentados. En vista de lo cuál y para evitar una masacre el Gobernador de la
plaza consultó en Consejo de Guerra con sus oficiales y padres Capuchinos,
llegando al acuerdo de una rendición honrosa y con buenas condiciones,
nombrando a un diputado para que fuese a parlamentar.
El
Rey de Fez, Muley Ismael, se portó con gran benevolencia "ninguno de los hombres de Muley Ismael harán daño ni nada a
ninguno de los españoles. Y todos vivirán a cambio de la entrega de la plaza
fuerte, y quedarán libres con sus familias, facilitando los medios para llegar
a España, pero sin más atuendo que los vestidos y pertenencias personales,
teniendo que dejar u abandonar todo los demás", perdonando la vida
a los sitiados y dando libertad al Gobernador y esposa, a D. Bartolomé de la
Rea -parlamentario- con sus dos sobrinos, y a los dos religiosos que ejercían
de Capellanes (P. Andrés de la Zubia y el P. Jerónimo de Baeza), quedando, éstos,
voluntariamente cautivos junto a los soldados y civiles con todas sus
pertenencias, así como las imágenes y objetos sagrados. Entre ellos iba la
imagen de Jesús que al parecer fue arrastrada, por la soldadesca, por las
calles y arrojada a un muladar para mortificar a los cristianos (no sufriendo
daño alguno).
Posteriormente
fueron trasladados TODOS cautivos a Mequinez, residencia oficial de Muley
Ismael.
La
caída de la Plaza fuerte impresionó en España disponiéndose inmediatamente a
llevar a cabo la redención de cautivos e imágenes.
El
día 7 de junio del mismo año -1681- apenas llegó a la Península el Padre Andrés
de la Zubia, uno de los Padres cautivizado, escribió sendas cartas a S.M. el Rey
así como al Consejo de Guerra informando de lo allí acaecido y sobre las
condiciones en que quedaban los cautivos.
El
Rey mandó librar 3.000 doblones a su primer ministro, Duque de Medinaceli, con
destino al rescate de cautivos e imágenes.
Dicha
redención o rescate le fue encomendada a la Orden de los Trinitarios Descalzos,
por estar estos preparando una nueva redención en el año 1682, siendo
concretamente la XIV Redención que efectuaban, y es que el Rey les había
ordenado con apremio el pronto rescate de 35 soldados que estaban igualmente
cautivos en África.
Tuvo
lugar, esta redención, en las ciudades de Mequinez, Fez y Tetuán, y fue llevada
a cabo por los padres Miguel de Jesús María, Juan de la Visitación y Martín de
la Resurrección. En ella se redimieron 211 cautivos, 17 imágenes y los objetos
sagrados que los moros se habían llevado de la fortaleza de Mámora. Todos
coincidieron en afirmar que se trató de una redención especial "por
las circunstancias notables que en ella intervinieron".
Una
vez entregada la Imágen a los padres Trinitarios Descalzos estos le colocaron
el escapulario de la Orden al igual que al resto de los rescatados, como era lo
habitual en esta Orden, en señal de su rescate.
De
ahí el echo de que actualmente la Imágen de Ntro. P. Jesús Nazareno presente
dicho Escapulario como uno de sus atributos o rasgos más característicos,
definitorios o diferenciador. Por ello pasó a denominarse como: Ntro. P. Jesús
Nazareno del Rescate o Cautivo y Rescatado.
Posteriormente
la Imagen viaja de Mequinez a Tetuán de donde pasa a Ceuta y de allí a Sevilla
y después hasta Madrid precedida de una leyenda de hechos prodigiosos y
milagrosos, colocándola bajo la custodia de los duques de Medinaceli,
pasando a ser conocida popularmente como el Cristo de Medinaceli.
La
devoción a esta milagrosa Imágen se extendió pronto por toda España,
“reproduciendose” Imágenes por toda la geografía, entre ellas la nuestra.
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